Pragmático, sereno y hábil negociador: los 365 días de José Manuel Mena a cargo de la Abif

José Manuel Mena suele mantener la calma. Ni siquiera se inmuta cuando lo sacan al pizarrón para que explique por qué la banca no traspasa mejores condiciones financieras a personas y PYME que sufren con la crisis del coronavirus.

Siempre tiene una respuesta técnica, serena y práctica, que a veces irrita a los parlamentarios que lo citan periódicamente al Congreso.

En lenguaje aeronáutico, “Pepe” como lo llaman sus amigos, tiene muchas millas de vuelo. Demasiadas, según sus pocos detractores. Lo cierto es que el presidente de la Asociación de Bancos (Abif) cumple un año en su cargo en medio de una crisis -esta vez no financiera-, que tiene a la banca como protagonista para abrir el grifo del crédito. Es decir, a diferencia de los ‘80 y de 2008-2009, los bancos están en el lado de la solución de los problemas.

Quienes han compartido con Mena lo describen como un personaje afablemente frío, hábil negociador y pragmático. Tras una extensa carrera llegó a un cargo apetecido en la industria, pero lleno de exposición, tironeos y egos por parte de los actores de mayor peso: Banco de Chile, Santander y Bci.

Pero Mena sabe navegar por aguas turbulentas. En medio de la crisis del Covid-19 fue uno de los impulsores de que la expansión del crédito debía contar con una garantía estatal a través del Fondo para Pequeños Empresarios (Fogape), que es administrado por BancoEstado, entidad donde fue gerente general entre 1995 y 2005.

Los cinco principios

Cuando “Pepe” Mena llegó a la Abif trazó una hoja de ruta ambiciosa: alinear a los diferentes actores de la industria con una mirada común de mediano plazo. Algo inédito, dicen en el sector.

Tras entrevistarse por horas con cada uno de los bancos asociados a la Abif, Mena llegó a la conclusión de que la industria debía suscribir al menos cinco principios: gestión de riesgo, solvencia, cadena de pagos, inclusión financiera y un mejor trato a los clientes.

A diferencia de administraciones anteriores, los bancos firmaron el documento a un mes de la llegada de Mena y dieron visto bueno a los cambios organizacionales que propuso: Luis Opazo al mando de la gerencia general del gremio y reclutó desde el Banco Central a Matías Bernier en la gerencia de estudios.

“Ha sido una grata sorpresa tener a José Manuel como presidente de la Abif. En un gremio lleno de egos ha sabido lidiar de muy buena manera con eso”, dice un gerente general de un banco asociado al gremio.

Redbanc, Basilea, crisis social y Covid-19

Cuando llevaba poco menos de dos meses en el cargo, Mena vivió su primera crisis en el sector cuando Redbanc, sociedad de apoyo al giro de la banca, informó que había sufrido el robo de información de más de 41.500 tarjetas. Mena no vaciló y a diferencia de sus antecesores dijo a la prensa que “la responsabilidad era plenamente de la banca”.

Sin embargo, meses después se encontró con la crisis social que estalló en el país el 18 de octubre de 2019. Sucursales quemadas, saqueadas y agresiones a los funcionarios de los bancos fueron parte de la difícil coyuntura que debió manejar.

Considerando su posición y gran red de contactos Mena fue escuchado por el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y por un viejo conocido: Joaquín Cortez, presidente de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) a quien conocía cuando ambos trabajaban para el grupo Saieh, donde Mena era ejecutivo del exBanco Osorno y Cortez de AFP Provida.

Lejos de las cercanías, lo que estaba en juego era la continuidad operacional de la banca, ante la imposibilidad de abrir sucursales y mantener la cadena de pagos. Por momentos, Mena perdió la paciencia a la espera de una señal más clara de la CMF.

Mientras eso ocurría, él y su equipo técnico intentaban convencer al regulador de que las normas de Basilea III deberían aplicarse en Chile de una manera no tan rígida como piensa la CMF.

Estaban en eso cuando iniciado 2020 la hoja de ruta de Mena no tenía planificado que uno de los asociados de la Abif, Francisco Silva, de Security, buscaría tomar inesperadamente las riendas de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).

La apuesta descolocó a Mena que, con su hábil muñeca, logró mantener la unidad en el sector y que los votos fueran hacia Juan Sutil.

Tras esa situación vino el coronavirus. Una verdadera granada para el sector, acostumbrado a ver en los medios a las AFP y las isapres como los “malos de la película”.

Mientras recibía disparos desde el Congreso, Mena sacó su baraja de cartas y aunó a los actores de la industria a que en la postergación de créditos no se establecieran ofertas que se escaparan de la racionalidad, manteniendo la competencia a tope.

Los bancos siguieron el consejo y se fueron alineando en un discurso común que hasta hace pocas semanas parecía extraño: usar garantías estatales para respaldar los créditos. Nuevamente, obra de José “Pepe” Mena.